El periodismo y yo, una breve reflexión


Editor de Revista Culturel
En el ámbito académico se sabe que muchos de los que ingresan a la formación periodística lo hacen inspirados por las cámaras, reporteo y presentación de noticias, es decir, como suele decirse “para salir en la tele”. Sin embargo, es la primera aclaración que se hace, el periodismo está distante a ser ese oficio de leer noticias.
En mi caso, como docente de lenguaje y literatura, vi el periodismo como un instrumento para ampliar mi visión de la comunicación y comprender mejor la realidad que influye en los escritores. Pero mi sorpresa fue otra, junto al aspecto técnico que se puede aprender en cualquier taller o seminario, el periodismo implica la formación del pensamiento crítico, y ese no se forma en cualquier sitio.
Ser periodista debe ser sinónimo de mente crítica a favor de los más desfavorecidos y es quizás ésa la más grande lección que me ha dado el periodismo. Jamás será periodismo dar alabanzas a poderes políticos y económico porque para eso existen las relaciones públicas o la comunicación institucional.
De esa manera, debe quedar claro que el periodista será por antonomasia “un ser desconfiado” que duda de las acciones de todos, es decir, siempre se preguntará ¿Por qué lo hizo? Y en su mente construirá los peores escenarios, entonces ahora debe comprobarlo. Ese creo que es el efecto secundario que habita en mí como periodista, siempre está en mi la duda – ¿Por qué? – Y permanece en mí la inquietud que debo solventar. Lamento decirle a quienes dicen profesar el periodismo que, sin esa manía de desentrañar las causas, podrán estar cerca de la comunicación como práctica laboral pero no del periodismo como labor social.
Junto a estos planteamientos, resulta intrínseco hablar de periodismo sin investigación. Y allí está el detalle más impactante, muy pocos hacen investigación. Además, muy pocos medios están dispuestos a costear lo que implica desentrañar las redes de los hilos que mueven la sociedad.
Solo quien ha hecho periodismo sabrá la situación emocional que se experimenta cuando tienes frente a tus ojos “la cloaca” oculta a las grandes mayorías. Es un momento en el que te das cuenta de que siempre hay un trasfondo maquiavélico. Puede decirse que se llega a sufrir una crisis.
Nuestro contexto actual nos pone contra la espada y la pared, contra el periodismo privado y el periodismo gubernamental. No es pecado leer uno y otro. Pero, sigue siendo una deuda el periodismo verdaderamente público que abra puertas y voz a los callados. La situación laboral exige buscar empleo en los reducidos espacios laborales para los periodistas y sé que muchos saben que en ocasiones mienten, exageran, ocultan o tergiversan… o al menos espero que lo sepan. Y también hay periodistas que en esos espacios han sido capaces con mucha astucia de poner en alto el arte del periodismo.
Recordemos que los verdaderos periodistas jamás estarán conformes ni perderán su tiempo con eslóganes y consignas publicitarias, porque no somos publicistas. Siempre exigiremos más porque lo que somos es periodistas. Hoy día del periodismo extiendo mis felicitaciones a aquellos y aquellas periodistas que no son capaces de casarse con ningún sistema sino por el contrario viven con la lucha contra la realidad que nos toca vivir. Extiendo mis felicitaciones a esos profesionales amarrados al anhelo de justicia.