
Diez interpretaciones musicales nacionales (y un giño hacia Quezaltepeque)
Por: Antonio Teshcal, mayo de 2025
Para Eunise, cómplice de música y baile
Alguna vez habremos dicho las palabras de Jorge Manrique “cómo a nuestro parecer / cualquiera tiempo pasado / fue mejor”. Por supuesto, no siempre es así, o daríamos al porvenir una infeliz condena. Sin embargo, no de pocas personas, he escuchado que la música nacional reciente no tiene tantos temas que hayan logrado el impacto que tuvieron algunas en el pasado.
Lo anterior es una afirmación dura, considerando que la difusión que hoy permiten las redes y las plataformas es mucho mayor que la disponible hace más de veinte años, cuando la radio y la televisión eran los principales medios que tenían los músicos para darse a conocer, por supuesto, además de las presentaciones, que no dejan de tener algún sesgo por la inherente disponibilidad debido a costos, lugares y horarios.
A razón de esta nostalgia, me quiero referir a diez interpretaciones que, muy a mi parecer, forman parte del mejor repertorio nacional. El número obliga a dejar fuera varias piezas buenísimas, sin ningún afán, más que la limitante. Así que, en orden cronológico, son las siguientes:
1. Cien mujeres (Los Vikings, 1960s)
Es una composición original del mexicano Alfredo Gil, miembro del trío Los Panchos, y que este grupo salvadoreño adaptó del bolero al pop-rock de los sesenta. El arreglo musical final, en voz de característica de Remberto Trejo, se ha convertido con los años en una canción icónica de la banda, y de esa década, siendo conocida por las generaciones posteriores.
En este tema, el amante le dice a un amor pasado que no puede olvidarla sin importar cuantos amores más tenga: “Esta desesperación / aumenta mi dolor por ti / No me deja vivir / Ni me deja morir / Tú serás la salvación para encontrar la paz en mí / No comprendes que la vida se me va / y la dicha que me espera no sé cuándo llegará”.

2. Se me olvidará (Los Supersónicos, 1966)
Original de Raúl Monterrosa y Mario Maida, es interpretada por Luis López, vocalista de esta banda que emergió en el país nutriendo su estilo de las bandas norteamericanas y británicas del momento. El estilo de esta agrupación, de rock, rock psicodélico y música surf, logra en esta pieza una balada de sonoridades representativas de los sesenta y el movimiento hippie, predominando la armonía de la guitarra y el órgano.
La canción cuenta el adiós que le da un hombre a su amada. Las dos estrofas que conforman la canción bastan para hacer de esta pieza una melodía triste y bella: “Perdóname / jamás pude pensar / que nuestro amor podría terminar / el tiempo feliz, llega a su final / y nuestras promesas de amor ya no volverán / Tuyo fui, tú no puedes negarlo / más siempre gana la verdad / y el amor que te tuve una vez se me olvidará”.
3. Patria (Celina Batlle, 1984)
El tema originalmente apareció como música de la campaña publicitaria para un refresco, en voz de Rossyna Paiz Rodríguez. El anuncio comercial, que acompaña la canción con paisajes y estampas de un El Salvador rural y suburbano con una población trabajadora (en medio de una guerra, recuérdese el año) obtuvo una gran aceptación por el público, que no deja de sentir nostalgia al verlo hoy en día.
Batlle, residente en EUA desde los años setenta, es la autora de la canción, y a pesar de haber acordado el uso de la pieza, prácticamente permaneció en anonimato hasta que hace algunos años un artículo periodístico recordó su autoría. La canción puede caracterizarse como épica, de mensaje sencillo pero contundente, sin rebuscamientos, y que logra evocar el sentimiento de pertenencia a un lugar o su pueblo.
4. De punta a punta (Álvaro Torres, 1986)
Escrita y cantada por Álvaro Torres, en la década de los 80s esta balada romántica creó cierta polémica al tratar, de manera sugerente, el encuentro íntimo entre una pareja. Si bien la canción intenta ser alegórica, no deja lugar a dudas a lo hechos: “Estoy entrando en tu cuerpo / Siento tu pecho agitado / Y tu vientre como el fuego / Los dos estamos temblando / De pasión y delirio / De amor y deseo / Abrázame, apriétame, acaríciame, y bésame / Que se queden fundidas tu piel y mi piel / Quiero amarte una vez y otra vez y otra vez”.
Esta canción contribuyó a consolidar la carrera del artista en el extranjero, pues al final, además de ser reconocida, fue versionada por otros artistas de renombre.
5. Las huellas de tu amor (Grupo Coco, 1990s)
Canción de Oswaldo González, en la voz de Raquel Martínez, es una de las más conocidas de este grupo sonsonateco de gran relevancia en el género de la música tropical. La pieza es un canto de lamentación dirigido al ser amado: “Son tantos años de esperar tu amor / Son tantos años alimentando a esta ilusión […] Sólo tu amor puede curar mi corazón herido / Esta ilusión puede durar hasta mi vida entera / No, no te puedo olvidar, no pienso más que en ti / Difícil es borrar las huellas de tu amor”.
Se resalta su construcción armónica y letra sencilla que se apega con gracia propia a lo que conocemos como canciones de (des)amor.
6. Enamorado de ti (Fiebre amarilla, 1990).
Pieza de la denominada salsa lovers, fue escrita y cantada por Donaldo Alexander Herrera. Es una canción icónica de esta orquesta fundada en los años setenta y que ha tocado diferentes géneros. El cantante puertorriqueño Willie González la incluyó en uno de sus discos, contribuyendo a su popularización.
“Tú me embriagaste de tus besos / Y aluciné con tu pasión / Exprimiendo el jugo de tu cuerpo te has robado tú mi corazón. / Enamorado estoy de ti, ilusionado […] Vuelve a mí, porque yo te necesito / Sin tu calor, yo voy a morir de amor”.

7. Hacer nuestro el universo (Prueba de Sonido, 1992).
Basada en un poema de Francisco Funes, la letra para la canción fue adaptada por Fredy Méndez (fallecido en 2014) y Martín Núñez, éste último es el intérprete de esta melodía tan popular, y que aun hoy es coreada cada vez que se hace sonar.
Aquí los últimos versos del poema original, del cual reconoceremos algunos en la canción: “te amo, como se ama la ávida libertad / el deseo por vivir, la esperanza de soñar / te amo y la paz de este mundo / sigue siendo clandestina”.
8. Dime (La Raza Band, 1993).
Interpretada por Manuel Gómez, la pieza parece ser una composición grupal. Con característico ritmo de cumbia, pero cierto tono serio, la canción es una serie de preguntas retóricas: “Dime cómo quitar tu sangre de mi sangre / Dime cómo quitar de mi boca tus besos / Dime cómo quitar de mi cuerpo / tus miradas que me desnudan completo”.
Esta producción musical se trata de una letra que con sencillez logra evocar una mezcla de amor y melancolía. Como curiosidad, en el video oficial de esta canción, no se muestra a los integrantes de la banda.
9. Oh, Carol (La Raza Band, 1990s).
La canción es una traducción libre de la balada “Oh, Carol” de Neil Sedaka y Howard Greenfield en 1959, y cantada por el primero, volviéndose un éxito en ese año. En la pieza original, el hombre le canta a su amada, que, a pesar de tener el corazón roto y traicionado, le pide que no lo deje ya que la ama y sigue enamorado.
En la versión de La Raza Band el trato es completamente distinto, se trata de una cumbia donde, William Panameño como intérprete, se dirige a una mujer que sufre por culpa de su amado. Le dice que no llore, que olvide, que no sufra, y finalmente le da unas palabras de aliento: “vuela con alas poderosas de la juventud / vive la vida como quieras tu / siembra con tu huella los caminos, no mires hacia atrás / busca tan solo la felicidad”.
10. Miserias (Los Redd, 1997)
Nacida de una banda musical que inició integrada por adolescentes. Miserias ofrece una temática ambiental dentro de un género fusión denominado rock latino y ska: “Despertar y descubrir / que no hay aire por aquí / que el hombre ahora es talador / de los ríos secador / Cazador empedernido / que nos dejas sin un nido / donde poder cosechar / un futuro al despertar”.
El tema es uno de los éxitos de la banda durante su posicionamiento como referente de la música nacional más reciente.
un giño hacia Quezaltepeque
Para referirme a mi ámbito doméstico, Quezaltepeque, no podría dejar de mencionar tres intérpretes de mucho talento.
Una de ellas es Glenda Ruiz, que se ha dado a conocer aún más tras su participación en el programa televisivo “Yo soy”, interpretando a Rocío Dúrcal y su repertorio. Como anécdota puedo contar que, en una ocasión, habiendo participado en un recital en un bar, se unió al grupo de poetas que ahí estábamos, y nos deleitó con algunas interpretaciones para finalmente cantar todos juntos como cierre de esa bonita velada.
También está Carolina Chacón, que siempre tiene una agenda llena de presentaciones públicas y privadas; con regularidad se le puede apreciar en un conocido restaurante del casco urbano. Su elegancia y carisma añade a cada interpretación un sello propio.


Finalmente, no podría dejar de mencionar a Weekend Off Music Band, que tiene un amplio repertorio de interpretaciones de música pop-rock y balada, éxitos desde los 60´s hasta el 2000, tanto en inglés como español. Farid Meléndez (bajo) y Omar Sosa (guitarra) son dos de sus talentosos integrantes.
Como fenómeno natural, cada vez que se presentan en el bar de siempre, el lugar se llena, y finalizado el espectáculo la gente se queda pidiendo más. También, es importante mencionar a don José Meléndez, que, además de interpretar con Weekend algunas canciones del repertorio de buenas épocas, es cantautor en proceso de grabar su repertorio. Una de sus canciones, “Llegó diciembre” ya puede escucharse en la plataforma YouTube.

Hasta acá este pequeño recorrido de las voces de ayer y hoy, de esas inolvidables melodías que forman parte de la basta, aunque desapercibida, producción musical salvadoreña.
Antonio Teshcal (Quezaltepeque, El Salvador, 1984). Se licenció como médico veterinario zootecnista en la Universidad de El Salvador. Se desempeñó como laboratorista en el área de microbiología durante algunos años. Es Profesor Universitario de química en su alma mater, ingresando mediante concurso por oposición. Ganador del primer lugar, en la rama de narrativa, del Certamen de Creación Artística “Arte Ibídem” (2004); Premio Único de Poesía en los XVIII Juegos Florales de Santa Ana (2009); primer mención de honor en el Primer Certamen de Poesía “Ítalo López Vallecillos” (2016); ganador del III Certamen de Literatura Infantil “Maura Echeverría” (2019), en el género de narrativa; y ganador del XII Certamen Literario Ipso Facto (2022), en el género de narrativa. Muestra de su obra poética y narrativa, artículos de opinión y reseñas, han aparecido en medios impresos y digitales, dentro y fuera del país. Ha publicado en poesía: Péndulo (2021), Invierno (2022), Sangre (2022), y Memorial bajo el cerezo (2022). En narrativa ha publicado: Empleados públicos (2009); y ha sido incluido en los libros de texto de primaria Crecer leyendo (2023), y en la antología Cuentos indispensables vol. 2 (2023).