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Memoria de Lilian Serpas

Memoria de Lilian Serpas

Por: Álvaro Darío Lara

Yo heroica y huyendo en un desvelo
-libre y sin nada-, como en un deshielo,
alcanzo en pie de amor, el infinito.

Lilian Serpas

Con la poeta Lilian Serpas (1905-1985), al igual que con otras grandes autoras como ella, existe siempre una enorme deuda nacional. Voces tan auténticas, y en el caso de Lilian, dotadas de una propensión lírica y metafísica no tan común en la poesía de ese estilo que hemos tenido.

La conocí, hacia los inicios de los años ochenta, cuando ella habitaba, de forma más perenne otras regiones de la realidad, acaso más reales, que lo que conocemos como real.

La recuerdo perfectamente, delgada, abandonada, con una cartera muy sujeta entre sus manos de mariposa marchita, cruzando las calles de San Salvador a toda prisa, fumando. Sus dedos ajados, muy amarillos por la nicotina.

Una vez me ofreció uno de sus libros de juventud, publicados en esas fechas por DPI, era cinco colones el importe, yo no los tenía completos. Le dije que volvería, que me esperara, la dejé en las gradas laterales que daban acceso al antiguo y subterráneo restaurante de comida rápida que se situaba frente al Parque Morazán de San Salvador. Mi casa estaba cuadras abajo, y volví lo más rápido que pude. Corrí. Lilian había desaparecido. Sólo en mi juvenil cabeza cupo la idea que me esperaría.

Luego la encontraba frecuentemente en el mítico café El Porvenir, una especie de tienda y cafetería modesta de barrio, ubicada en las inmediaciones del Mercado de Artesanías Ex Cuartel, donde un hermoso cortés blanco nos obsequiaba sus bellísimas flores amarillas en temporada. A ese café me llevó por primera vez el periodista Francisco Aragón, tan amigo de los poetas y pintores de la época. Ahí conocí a Ulises Masís, Gilberto Santana y otros escritores y artistas bohemios, parroquianos frecuentes de ese establecimiento, y caminantes eternos de ese San Salvador que nos dijo adiós hace mucho tiempo. Lilian siempre fumando, bebiendo sorbos de café.

Lilian Serpas publicó los siguientes volúmenes de poesía: Urna de ensueños (El Salvador, 1927, prólogo de Juan Ramón Uriarte); Nácar (El Salvador, 1929; prólogo de Francisco Gavidia); Meridiano de Orquídea y Niebla (1945; El Salvador, 1982); Huésped de la eternidad (México, 1947;  prólogos  de José Vasconcelos, Arturo R. Pueblita y Gregorio Cordero y León); La flauta de los pétalos (México, 1951; El Salvador, 1979, prólogo de David Escobar Galindo); Girofonía de las estrellas (México,1970; El Salvador, 1979 y1982); e Isla de Trinos (El Salvador, 1980).

Una blanca orquídea para la memoria de nuestra querida Lilian Serpas, a quien el poeta Vladimir Amaya (1985) trajo recientemente, con motivo de los 99 años de la publicación de un conjunto de juveniles poemas de nuestra autora, al presente, en el marco también de la conmemoración del 120 aniversario, del natalicio de esta singular voz. Publicación que apareció en la página electrónica El Borracho Abstemio (Lilian Serpas: Pálida, serena y pensativa, 26 de marzo de 2025) que dirige el estudioso escritor y antólogo.

Lilian Serpas Gutiérrez (1905- 1985)
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