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Pasaporte humanitario

Pasaporte humanitario

Por: Emilio Paz |Poeta | Perú

Emilio Paz escritor peruano
Emilio Paz, escritor peruano

Emilio Paz Panana (San Martín de Porres, Lima, 1990). Es egresado de la carrera de educación, con especialidad en Filosofía y Religión, por la Universidad Católica Sedes Sapientiae. Es Autor de “Septiembre en el silencio” (Club de Lectura Poética, 2016), “Laberinto de versos” (La Tortuga Ecuestre N° 384, 2018) , “La balada de los desterrados” (Ángeles del Papel Editores, 2019) y de la Antología Virtual “Discursos Estéticos” (Liberoamérica, 2019).

Ha sido multigalardonado por su literatura, por ejemplo, obtuvo el IX Premio Internacional de Cuento y Poesía “El Parnaso del Nuevo Mundo” 2019 en la categoría de cuento, así como el Mes de las Letras 2017 por su poema “¿Qué es la poesía?” otorgado por la Fundación Marco Antonio Corcuera.

Ha participado en diversos congresos de filosofía y ha publicado ensayos académicos en torno a la relación entre estética, educación y poesía. Actualmente dirige el blog “El Edén de la poesía” y hoy comparte parte de su obra en Revista Culturel.

Trump

Dios se puede equivocar.
Le otorgó la vida a Trump.

¿Cómo sé que es hijo de Dios?

El diablo no le daría vida
a quien le podría robar el puesto de
rey de los infiernos.

Gaviotas suicidas

Tras la cerca construida por Trump
hay una familia de gaviotas.

Se destripan,
abren sus cuerpos,
dejan caer sus interiores
sobre la yerba fresca
que tiene aroma a Caronte.

            El sol se pone.

El cielo prosigue su cauce
como un rio sin cuerpo
y la palabra de Dios
es una pluma quebrada.

            Trump observa.

La dicha,
            la desdicha,
                        la entredicha,
                                    la susodicha.

Todo es una palabra de la muerte
con forma de presidente,
con cuchilla de pared grisácea
y un cementerio olvidado.

¿Las gaviotas?
            Se destripan sin mirar,
            se regalan un último beso.
            -pico con pico-
            -corazón sin corazón-
            Se destripan sin mirar.

Se miran
            de reojo
y regresan la mirada al piso
mientras observan
el cadáver de su hijo.

El muro regala una sombra
y          nada más.

Pasaporte humanitario

El 4 de septiembre de 1988, los peruanos comenzaron a irse de su patria.

Abandonaron sus          casas
                                    promesas
                                    recuerdos
                                    tazas de café
                                    cementerios / muertos / esperanzas frías.

El 4 de septiembre de 1990 nacía con la firme convicción de sobrevivir
a las colas, a los límites, a la delgada línea que separa dignidad de indignidad,
pero no tenía las intenciones de contentarme con usar aquella máscara
que algunos llaman, con fervor, nacionalidad.

No tengo nacionalidad / patria / firmamento que me llore,
tampoco poseo Dios que me castigue – aunque tengo
una línea imaginaria que me jala a las raíces familiares – pero
es el culmen de una revolución.

El 4 de septiembre del 2000, muchos peruanos regresaban
y un poeta de Europa Oriental quería que su cuerpo fuera libre
para no tener que usar el pasaporte. Pisar de Francia a Inglaterra
sin tener que morir en los fríos brazos del Canal de la Mancha.

El 4 de septiembre del 2008 comenzaba a correr el frío
sobre el esqueleto de un viejo río hablador.

Entonces comenzábamos a comprender el dolor de separar
la vida de la muerte, a los hombres de sus mujeres,
a los cánticos de la noche con las sonrisas de Killa.

Pero esos son los límites, los inventos humanos,
el poder de las altas construcciones financiadas por el crudo oro
que extraen de las entrañas de los pueblos secondo mundistas.

El 4 de septiembre del 2015 comenzaba a perder la paciencia
y el templo de Pachacamac era una disputa de separaciones cronológicas.

La vida reventaba en algarabía falsa
como la que revienta en las costillas de un joven poeta
que se emociona con ser antalogado en una revista extranjera.

¿Qué significa ser extranjero? Ser aquel que solicita un pasaporte humanitario
para cruzar la frontera y así llegaremos al 4 de septiembre del 2019,
con tantos inmigrantes como los que alguna vez dejaron el Perú
el 4 de septiembre de 1988.

Todo vuelve a equilibrarse. Todo vuelve a repetirse.
Todas las fronteras se vuelven más peligrosas.

Sognare

Quizá el hombre piensa como ave.

Quizá el hombre
            vuela
            planea
            domina
            escapa
            persigue
            enternece
pero igual muere.

Y el ave muere
como mueren los peces,
como mueren las plantas,
como muere un niño dentro del útero,
como muere un anciano en una sala vacía
que parece un útero de ave:
            húmedo
            callado
            triste
            secreto.

¿Qué nos diferencia del ave?

            ¿Las manos?
            ¿Los pies?
            ¿Los dientes por pico?

Quizá el hombre piense como ave
y quiera tocar el sol,
quizá el hombre quiera ser un ave
para no ser cómo Ícaro.

Pero el hombre jamás podrá ser un ave,
el ave no posee límites geográficos
            ni nacionalidades
            ni religiones
            ni congregaciones
            ni partidos políticos.

El ave, solo es ave y morirá siendo ave.

El hombre, es hombre y morirá
            siendo el hijo desterrado de Eva.

Eva, posiblemente, algún día será avE.

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