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Vitral ante los cánticos de Javier Iraheta

Vitral ante los cánticos de Javier Iraheta

Por: Álvaro Darío Lara

Darío Lara – Escritor y columnista.

Inspirado en la musicalidad de las formas clásicas y en el viento oscuro y delicado de los grandes místicos del siglo de Oro como San Juan de La Cruz o Santa Teresa, Javier Iraheta escribió un breve poemario titulado “Lumbreras”, un manifiesto espiritual, antes que religioso, donde el alma busca desesperadamente la luz primera que encendió la belleza y el tormento del mundo.

Este es un texto lleno de silencios y clamores ante la voz divina. En las habitaciones de la desolación, el poeta indaga, bucea en su interior, para luego alzar su vista una y mil veces al que reconoce como el supremo hacedor de toda la realidad circundante.

Con nulas referencias exterioristas, tan propias en la poesía mística, metafísica, que publicara inicialmente centroamericanos como Ernesto Cardenal, la voz de Javier Iraheta se presenta desnuda, angustiada, en su deseo de fundirse con lo sobrenatural.

En ese sentido, sus versos recuerdan el tono de El Cantar de los Cantares, cuando en poemas como “Canción de los huesos secos” exclama: “Mi alma a él se unió, /cantóme dulces versos al oído, /mi espíritu ascendió, /mi cuerpo fue impedido”.

La voz del poeta busca la redención del dolor causado por las penas de lo vivido. Es un dolor que llega al tuétano de sus sentimientos, un dolor raigal, que se evidencia hasta en lo físico, pero que, finalmente, alcanza el brazo de la salvación purificadora del amor: “Con ligamentos nuevos, /coyunturas con fuego renovadas/y sentimientos vivos, /fueron pues liberadas/estas ansias en mí encarceladas”.

Escritores salvadoreños como Carlos Alberto Siri, David Escobar Galindo y Francisco Andrés Escobar, han incursionado en el tema de la literatura de corte espiritual, una dimensión no frecuente en el escenario de las letras nacionales; sin embargo, un ámbito fascinante en la historia del arte y la cultura universal.

Bienvenidos, entonces, estos cánticos de Javier Iraheta, que, como abandonado novio del alma, propende con ímpetu, al Divino Autor de lo Creado.

Javier Iraheta – Canción de los huesos secos del poemario «Lumbreras», Dos Alas Editorial, El Salvador, año 2022.

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