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Frente a un café con el joven poeta Josué Ramos

Frente a un café con el joven poeta Josué Ramos

Entrevista de Álvaro Darío Lara para Revista Culturel

Josué Ramos junto a Álvaro Darío Lara.

En los últimos años han proliferado en el país, posiblemente a causa de la actual facilidad tecnológica en la comunicación, espacios, autores y colectivos de entusiastas muchachos con un genuino interés cultural, artístico y literario.

De igual manera han surgido, como radiantes flores en primavera, muchas voces juveniles (y otras no tanto) afectas a la poesía. Y eso es formidable. Sin embargo, como bien decía Lorca, la poesía es una vocación y un oficio. El poeta nace y se hace. Nace porque o tiene el don o no lo tiene. Nadie sale poeta de talleres literarios, ni se vuelve poeta debido a innumerables lecturas, a tener amigos poetas o a participar en los trescientos encuentros anuales de poetas, que se realizan aquí y en diversas partes del mundo.

La propensión es natural; unos bailan; otros suman y restan; otros hacen edificios; el poeta, canta. Ese es su destino, su gloria, y acaso, su irremediable tormento. Pero el poeta también se hace (una vez identifica y asume su vocación) en el trabajo infatigable con las palabras; en no ceder al facilismo; en no creerse el cuento del poeta como tarjeta de presentación social; en definitiva, en escribir y romper; romper mucho, dejar poco, como sentenciaba el poeta Pedro Geoffroy Rivas, en una célebre entrevista.

Josué Ramos (2000) es poeta, y poeta prometedor. Su alma es antigua y nueva, como los auténticos poetas, por ello bebe de las fuentes de la tradición como de la contemporaneidad, con respetuoso criterio. No tiene prejuicios, es libre. Y así, su palabra volará alto. Su sonrisa es amplia, y observa con mucho asombro y pureza la realidad que lo motiva. Intuye, y se enfrenta con las palabras, persiguiéndolas, tratando de sujetarlas. Las palabras ríen maliciosas, como mujeres bellas y seductoras, y juegan con él. Hasta que el poeta, les habla con dulzura, pero firmemente; y entonces, vuelven solícitas, y habitan sus manos, para que las escriba.

Estas interrogantes frente a un café, provocaron estas respuestas del joven poeta, de ensortijados cabellos. Están aquí, para adelantar una imagen del autor.

¿Cómo fue tu infancia, Josué?  ¿Dónde naciste, tu familia, amigos?

De mi infancia tengo recuerdos vagos. Nací y crecí en un caserío llamado El Colón, del municipio de Cacaopera. Viví un tiempo con mi hermano menor, Walter, hasta que cumplí ocho años. Nos cuidaban nuestros abuelos, Sofía Ortez e Inocente Ramos. El lugar donde vivíamos era, y sigue siendo, solitario. Ellos trabajaban en la ganadería y en el campo. Mi abuelo se encargaba del cultivo y mi abuela del ganado. Mi mamá había migrado a Estados Unidos. Recuerdo los grandes llanos donde pastaba el ganado y cómo ayudaba a mis abuelos.

Luego, cuando mi madre regresó de Estados Unidos, me trasladé a otro caserío llamado El Rodeo, donde estudié hasta noveno grado. Mi madre se encargó de mi educación. A lo largo de mi vida he conocido a personas que me han aportado mucho en cuanto a conocimiento, y las considero mis amigos. Renzo Castro es uno de ellos, y Elmer Sandoval, más que un amigo, lo considero un hermano. Él ha sido testigo de algunos momentos difíciles de mi vida y me ha ayudado a superarlos. Elmer es sociólogo y un gran conocedor de las relaciones humanas.

¿Cuándo comenzaste a escribir?

Comencé a escribir desde que aprendí a leer, influenciado por mi madre, quien escuchaba todo tipo de música y me cantaba. Recuerdo que cuando estaba en cuarto grado, un profesor me regaló un disco de José Luis Perales. Oía sus canciones y las copiaba en un cuaderno. Así empecé a escribir, aunque solo con influencia musical, por lo que nunca me lo tomé en serio. No fue hasta que ingresé a la universidad, a los diecinueve años, que leí mi primer libro de literatura: Cien años de soledad. Entonces, empecé a tratar de escribir más seriamente, inspirado también por la obra de Roque Dalton y los Veinte poemas de amor de Pablo Neruda. Por ese tiempo, alguien me comentó sobre un taller literario en la universidad, y junto a Renzo, nos incorporamos.

¿Qué escritores nacionales o universales te han interesado, admiras o has leído mucho?

De los escritores nacionales, admiro a Roque Dalton, Ítalo López Vallecillos, Álvaro Darío Lara y Otoniel Guevara. Son autores que he leído y releído por mero gusto. En cuanto a los escritores universales, en primer lugar, pongo a Juan Gelman, seguido de Jorge Teillier, Jorge Luis Borges, Julio Cortázar y Miguel Hernández, por mencionar algunos. Siento una gran afinidad con la obra de Gelman.

¿Cuáles fueron tus primeras publicaciones?

Mis primeras publicaciones fueron unos poemas que me publicó Wally Romero en el blog Dialogando con el gato. Luego, publiqué en una revista de México llamada Primera página. Después de eso, dejé de publicar por un tiempo. Considero que esos primeros trabajos no son de gran calidad, pero intenté rescatar algunos de esos textos en mi poemario.

¿Por qué decidiste estudiar Letras?

Decidí estudiar Letras para acercarme a la literatura. Hice un año de Ingeniería Civil, pero no me gustó, así que busqué algo con lo que me sintiera cómodo, y eso es la literatura.

¿Qué proyectos tienes en lo literario?

Mi principal proyecto actualmente ha sido la publicación y presentación de mi libro Mañana serás olvido, que recoge mi más reciente producción poética, y seguir puliendo algunos otros poemas que tengo inéditos. También una colección de plaquettes de poesía para promocionar a los poetas, aquí al Oriente del país. Además, quiero leer mucho más. También tengo la idea de publicar un libro de cuentos en el futuro. Tengo algunos escritos, pero son pocos, y quiero seguir mejorando mi técnica. Finalmente, estoy trabajando en una novela.

Además de estudiar, ¿trabajas o realizas otras actividades?

Trabajo en un proyecto de lectoescritura con niños en el Complejo Educativo de mi caserío. Les doy clases una vez por semana como parte de un servicio social que realizo para la Fundación Consciente, en la que soy becado. Además, hago ejercicio, aunque no lo considero una actividad formal.

¿Unas palabras finales, Josué?

Quiero agradecer a todos los que me han apoyado en la publicación y difusión de mi libro Mañana serás olvido, y especialmente a Revista Culturel y a usted por esta entrevista.

Josué Ramos presentará su libro Mañana serás olvido, en el Centro Cultural Cabezas de Jaguar, en San Salvador, este sábado 7 de diciembre, 5:00 pm, estamos todos invitados.

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Javier Iraheta