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Ver Cien años de soledad en Netflix

Ver Cien años de soledad en Netflix

Hablar de literatura latinoamericana es innegablemente referirse a Cien años de soledad del nobel de literatura, Gabriel García Márquez. Los amantes de la lectura han navegado por las desventuras de la familia Buendía, personajes principales de la obra insigne de Márquez. Ahora con el avance vertiginoso del cine y especialmente de las plataformas de streaming, le hemos dado rostro a esas imágenes que vivían sólo en nuestras mentes.

Históricamente las producciones de adaptación de la literatura a la pantalla, han sido motivo de debate ya que en muchas ocasiones desilusiona a los acérrimos seguidores de escritores o de obras en específico. Resulta una lucha voraz, y obviamente imposible, alcanzar una creación fiel para el gusto de todos. Pero, los disgustos no han detenido nunca este tipo de producciones, y este año 2024, se han retomado clásicos del Realismo Mágico como Pedro Páramo y Agua para Chocolate.

Bajo esa lógica, Netflix trajo a las pantallas Cien años de soledad, generando grandes expectativas; pues, quien no desea ver a Remedios la bella, la lluvia de flores o los desvaríos de la peste del insomnio. Algunos de esos momentos ya fueron apreciados por nuestra vista, ya que la plataforma nos ha dejado apreciar los primeros ocho capítulos de la temporada 1.

Hablemos entonces sobre algunos aspectos a resaltar de la serie Cien años de soledad protagonizada por Claudio Cataño, Marco Antonio González Ospina, Susana Morales Cañas, entre otros; y dirigida por Alex García López y Laura Mora.

La trama

Al igual que el libro, la serie inicia mostrándonos el origen del matrimonio de los Buendía y las peripecias para la fundación de Macondo. José Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán batallan contra los prejuicios de su unión y el castigo que podría conllevar su prole. Luego, se observan sus primeras vivencias en el mítico poblado, la influencia de Melquiades y las experiencias de los hijos de la pareja.

Una de las grandes dudas era como lograrían abarcar en unos minutos tanto material del texto original. Pero, parece que el guion resultó muy atinado al seleccionar aquellos elementos más relevantes, por lo cual, los capítulos presentan escenas y diálogos certeros que nos van dirigiendo por el paso de la vida de los personajes, no se desvía a detalles que aunque en la obra escrita se disfrutan, en lo visual podría sobrecargar la producción.

Sin embargo, esa selección puntual hace esta serie para un público específico, en este caso, los lectores previos de la obra. De allí que lo atrayente es encontrarnos con aquello que anteriormente habíamos construido en la mente, como ver al patriarca de la familia amarrado al castaño o la lluvia amarilla que cubrió el pueblo en su entierro.

No digo que no pueda ser disfrutada por alguien que no ha leído la novela, sin embargo, se pierde este toque distintivo de aquellos que esperábamos el hilo rojo de sangre que recorre las calles para avisarle a Úrsula de la muerte de su hijo. Todos esos eventos sobrenaturales causan sobresalto en los seguidores de Cien años de soledad.

Los personajes

Otro elemento que debe ser rescatado son los perfiles de todos los personajes representados por una selección de actores y actrices atinada. Sus ojos, cabello y piel son una muestra fiel del colombiano. Acostumbrados a la apropiación de los personajes encarnados por un perfil anglosajón, dar este toque de respeto a la cultura originaria de la obra la dota de naturalidad y verosimilitud.

Por ejemplo, Laura Sofía Grueso representa a Rebeca y su mirada envolvente hace pensar, a quien fue lector, la similitud con el personaje literario que llegó cargando los huesos de sus padres. Se disfruta luego la rivalidad con su hermana adoptiva por el amor de Pietro.

Al seguir hablando de los personajes no puede obviarse el papel de Marleyda Soto que conforma un eje central en torno al cual se mueven los personajes, su rudeza matriarcal es perfectamente representada. Cualquier latinoamericano reconoce en este personaje su rol en la familia, es claro que todos conocemos una Úrsula.

Luego, Claudio Cataño como el Coronel Aureliano Buendía, su rol actoral nos hace ver lo multifacético del personaje y sus cambios como si fuesen varios personajes; el del taller, el enamorado, el viudo, hasta configurarse como el temido coronel.

Y así se puede mencionar el papel de cada uno de los integrantes del elenco, pero el espacio no sería suficiente.

Los temas

Algo que resulta difícil de tratar son temas muy polémicos para nuestra época, y por ello, existía la posibilidad de omitiese o modificarse por temor al rechazo. En este caso se hace referencia a la relación entre Aureliano Buendía y la pequeña Remedios. Sin embargo, hay un trato tan fino que evita una reacción grotesca ante la atracción del personaje masculino, y obviamente, se puede percibir la pérdida tras su muerte y el impacto que conllevó para la familia y principalmente en Aureliano.

Otros temas son el suicidio y la autoflagelación que pueden mostrarse con mayor facilidad, pero se rescata el mensaje inicial en los capítulo para inducir a la búsqueda de ayuda en dichos casos. De esa manera se aprovecha de desvirtuar una imagen positiva de dichas prácticas.

Efectos visuales y sonoros

Un detalle muy interesante es que la serie no está saturada de efectos especiales, podría caerse en ello por el intento de mostrar lo mágico. Hay un uso moderado de dichos recursos, los huesos que carga Rebeca por ejemplo se mueven de una manera sencilla, pero nos dice: esto no es normal.

La música seleccionada está cargada del elementos mágicos que hace que sepamos que aunque ese mundo se ve parecido al nuestro, hay magia en las casas y en las calles. Es claro que estamos en Macondo.

Las imágenes retrospectivas no podían faltar pues en Cien años de soledad el tiempo no es, ni puede ser, lineal. Apreciar el In media res del Coronel Aureliano Buendía fue mágico. Escuchar dos veces «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.» fue volver en el tiempo junto a él, y más increíble verlo frente al pelotón y junto al hielo.

La cámara lenta es un buen recurso que le da un aspecto de misticismo en escenas como cuando Úrsula se va tras su hijo en su búsqueda o cuando todos caen rendidos del sueño tras la peste del insomnio.

Como ya se mencionó, la serie aprovecha el interés de los lectores, por ello, los planos de detalle en los hilos de hormigas en distintos momentos de la obra o enfocar cerdos configuran destellos de luz para el púbico que ama la novela.

Finalmente, los finales de cada capítulo fueron bastante certeros pues cumplieron su fin, que quien estuviese viendo la serie quedará con la duda de que continuaba en el siguiente. Estos bloques no corresponden a la capitulación del libro, pero su condensación está pensada aceptablemente.

Dos macondos diferentes

Un asunto a discusión es si la serie responde al libro como se espera. Lo cierto es que lamentablemente la serie no es lo mismo que el libro, la idea de querer que la producción sea un calco del texto no tiene sentido. El material cinematográfico únicamente se apoya en el libro pero con su propio guion.

Buscar que ambas productos sean lo mismo se vuelve una lucha bastante infructuosa, pues el enfoque de un director es otro y no puede ser el mismo que el escritor, en pocas palabras «el libro es libro, y la película es película».

Por lo tanto, decir «La serie se queda corta, el libro es mejor o la serie supera al libro», en realidad, no es del todo cierto, pues juzgamos dos lenguajes diferentes, cada producto cuenta con su propio y sofisticado sistema de signos. Entonces, ambos productos deben ser juzgados a parir desde su propia configuración.

Naturalmente, estos encuentros de opiniones pasarán siempre entre los lectores, ya que si uno lee y tiene preferencia por este hábito a lo mejor no le guste el audiovisual; alcanzar el nivel de la imaginación individual de todos los lectores es prácticamente imposible. Y, con un material como Cien años de soledad, es mucho más complicado.

Otros, por el contrario, pueden decir que la novela es fantástica y si ven la adaptación considerarla igual de esplendida. Pero, no dejan de ser dos mundos distintos. Ambas creaciones son la configuración de mentes diferentes, épocas y contextos abismales, recursos distintos, y como se ha dicho con su sistema de signos propios. Aunque ambos mundos son realmente mágicos.

Todo film adaptado tendrá sus aciertos y desaciertos, pero estos deben ser juzgados en su lenguaje propio. Lo cierto, es que actualmente tenemos la oportunidad de acercarnos por otra vía a estos mundos mágicos. Ahora, podemos explorarlos por donde nos sea más satisfactorio, y que bueno será que permita el acercamiento de nuevos interesados por estas brillantes creaciones de la mente humana en sus distintos formatos.

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Javier Iraheta