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Cinco faltas actuales hacia los pueblos originarios en El Salvador

Cinco faltas actuales hacia los pueblos originarios en El Salvador
Imagen de referencia, no representa en sí a los pueblos indígenas de El Salvador . Fotografía | Stock

1. Mucha publicidad y poco aporte.

Es común usar la imagen de los indígenas para spots, comerciales y propaganda a fin de mostrar una nación multicultural y que respeta los derechos de los indígenas. Se les utiliza en vídeos o fotografías que exaltan nuestras raíces y enaltecen sus labores, lengua, vestuario y tradiciones pero sólo como imagen decorativa ante la comunidad internacional.

Lo cierto es que realidad dista mucho de la publicidad, ya que los pueblos originarios son invisibilizados por la sociedad y constituyen una minoría vulnerada en nuestro país.

2. Inexistencia de medidas de reparación.

Si bien es cierto es imposible revertir los daños ocasionados y restaurar todo un sistema antiguo; sí es posible dar muestras de reparación por daños ocasionados históricamente. Lamentablemente, en El Salvador poco o nada se ha regresado de lo arrebatado a los pueblos indígenas. Por el contrario suelen encontrarse en situaciones de riesgo, pese a que El Estado adquiere una deuda para su preservación y calidad de vida.

A los pueblos originarios del territorio de El Salvador se les ha arrebatado tierras, su lengua, tradiciones, vestuario y derechos por ser indígenas. El estado salvadoreño no contempla verdaderos planes de reparación sino sólo proyectos superficiales que se limitan al asistencialismo y eventos protocolarios.

3. Apropiación de la cultura indígena.

Es común en la sociedad que se estructuren grupos que se autodenominan indígenas, adoptando sus patrones culturales y proyectándose en la sociedad en diferentes eventos culturales. La capacidad organizativa y recursos les permite a estos grupos mostrarse como originarios, mientras que los verdaderos indígenas no tienen la capacidad de repercusión en la sociedad , ya que se encuentran en comunidades desfavorecidas económica y socialmente.

También se encuentran los grupo «pro indígenas» que suelen dar realce a las comunidades indígenas, obteniendo ayuda nacional y extranjera, pero dichos ingresos en su mayoría son para la sostenibilidad de las organizaciones y muy poco es percibido por los pueblos originarios.

4. El Silencio político

En la sociedad salvadoreña los indígenas aun no tienen voz y voto en las decisiones de estado. Es decir, no se toma en cuenta el punto de vista de los pueblos originarios en lo que respecta al manejo público de fondos y recursos o planes y proyectos de gobierno. Suelen ser mencionados en planificaciones estatales pero no son tomados en cuenta para su formulación.

Sin lugar a duda, los pueblos originarios son silenciados por su visión apegada a la naturaleza y protección de los recursos naturales que en la mayoría de los casos es contraria a la visión modernizadora y depredadora del medio ambiente de los gobiernos.

En El Salvador no existe la cuota indígena en ninguna institución estatal.

5. La degradación de la imagen del indígena

Se ha construido en la sociedad salvadoreña una imagen de menoscabo al indígena, describiéndolo como torpe, ignorante y feo. En ese sentido, suele hacerse burla de rasgos y cualidades como color de piel, cabello, forma de los ojos, vestimenta y costumbres de los pueblos originarios.

Es de uso común decir «pareces indio», «hablas como indio», «gente color centavo» entre otras expresiones peyorativas heredadas por el pensamiento elitista que discrimina al indígena y han contribuido al menoscabo de la identidad de nuestros pueblos originarios.

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Javier Iraheta

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