
Reynaldo Bordas y su bofetada a lo «normal»
Cuando era un pequeño estudiante solía pensar que la poesía era nada más que amor, miel, cariño y corazones. Pero, con el paso del tiempo y la lectura de hombre y mujeres que se dedican al arte de la lírica, me fui dando cuenta de lo amplio que es el espacio que abarca el género poético. Así, recientemente tuve el gusto de leer una muestra poética de Reynaldo Bordas, un poeta dispuesto a romper los esquemas de lo «normal».
Bordas nació en Los Cocos, Telica, León, Nicaragua en 1989. Es un periodista, fotógrafo, locutor de espacios culturales e instructor de talleres creativos de arte infantil y juvenil, aficionado a las artes plásticas y visuales. También ha incursionado en la poesía.
Este autor nicaragüense ha centrado su atención en los temas sexuales y de género. En sus poemas hay fuerte toques de honestidad en su “yo lírico”, es una persona consiente de su esencia y que no esconde su identidad. Pero, si algo llamó mi atención es su ataque directo a la “doble moral”.
Al leer a Bordas me parece estar frente a un individuo con una pequeña navaja, perfectamente afilada, que, aunque pequeña es certera y sabe a quien va dirigida. En el texto titulado “Ojo de loca”, deja en claro que nadie se le esconde y dice: “Aquí un detector /del gusto sexual /de hombres y mujeres;/ cuando hablan / mis oídos atrapan / el tono/ el volumen /y el ritmo de su voz. (…) / Las locas no se equivocan, / quien se atreva a cuestionarlo/ llorará.”
Bajo esa misma línea, en su poema “Cositas curiosas” hace un interesante juego de palabras usando frases coloquiales y del diario vivir. En sus versos incrusta expresiones como: “Peleas como niña”, “Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”, “no se te nota” entre otras. Acompañado de las expresiones, el autor contesta rotundamente, creando así un poema dilógico donde dice:
“Peleas como niña”. También saco ojos y arranco pelo, ¿Querés probar? “Detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”, supuesto halago. Y cuándo hay detrás una loca ¿Deja de ser gran hombre? “No se te nota”. ¿Acaso me importa que se note?
En “Cositas curiosas” el escritor hace una fuerte crítica al pensamiento de la sociedad, al enfrentarse a lo desconocido, y como esto se tacha de malo ante la ignorancia. Para comprender mejor esta idea sirvan otros versos tomados de dicho poema donde el autor pone la respuesta certera a los cotidianos comentarios.
“No tengo nada en contra de los homosexuales, pero...” Pero ¿qué? ¿Querés esconder algo? “Ser maricón o lesbiana, pasa, pero ser bisexual es demasiado” ¿Te da pelusa si alguien come doble y variado? “¿Cómo sabes si no te gustan las mujeres si nunca probaste sexo con una?” Y vos qué amiga, ¿Ya probaste con una mujer para saber que preferís a los hombres?
La honestidad es una cualidad de los versos de Reynaldo Bordas, y esta es una característica difícil de encontrar en muchas ocasiones, ya que los autores tienden a esconderse entre líneas pero en este caso no es así, por ello no teme decir: “Y así transcurre la vida de las locas, / plagada de correctores que no necesitamos.” Si bien, el termino “loca” surge como forma peyorativa, el autor le da un toque de orgullo y poder a la palabra, con ello demuestra como se puede adueñar de un arma de ataque léxico.
Esa misma honestidad con la que se presenta el poeta, alcanza a otros, pero no es un alcance al azar; por el contrario, sabe a quien va dirigida su punzada cuando les dice: “El hombre que grita / mariconcito / cada vez que voy por la calle, / es el mismo / que enseguida escribe / por una red social, / que, si le doy dinero, / podré tocar su verga.” (Modo de vida)
Leer estos últimos versos da la sensación de experiencia y de como la doble moral se vuelve un sujeto latente dentro de su poesía, y es el objetivo de su ataque, por eso agrega: “De este modo / declara su inmunda / sobrevivencia.”
A lo largo de su escritura es certero en esa embestida contra pensamientos inconsistentes. Y como ya he dicho su honestidad lo vuelve claro en su mensaje, por lo cual no se esconde su molestia y mucho menos el agravio.
Luego, hay un poema tan sincero que transita entre la nostalgia y su sentido de ironía por la vida. Así, en el texto titulado “No te daré las gracias, Papá”, hay un receptor mudo y sordo pero que ha impactado en la vida del emisor. Estos versos describen el dolor, la inseguridad, el temor y la redención a través de los tiempos. Para mí, es un poema digno de ser apreciado, leamos estos versos:
“No te daré las gracias por la vida Papá ahora que tienes la cabeza sepultada hacia el oeste. Perteneces a la tierra. Nuestro apellido es una piedra que reventó tu frente con tu sangre me hice una cruz parecida a los miércoles de ceniza sin librar mi gusto por los hombres. Esa es la verdad más blanca de tus huesos. Usé tu nombre de falda y camisa y con tu miedo a lo que soy peiné una peluca. Papá, en la búsqueda del amor presumí muchos hombres. A ellos pedí que besaran mi frente ¿Y sabes que recibí?, el más duro desprecio a mi canto y a estas manos absurdas. Creí tener el abrazo que no me diste ni siquiera en el plazo de tu agonía. En este mundo, fui la semilla que lanzaste a las espinas. Mi Madre me levantó y presentó limpio. Mi dolor se sanó.”
Bordas es un poeta en construcción que aun trabaja en el uso del lenguaje poético y estético tan importante en la poesía. Y se resalta que en este proceso de perfeccionamiento, tan necesario para todo escritor, está brindando productos poéticos de gran valor que irán mejorando si conserva su persistencia y el estudio por el género lírico. Con esa insistencia irá puliendo sus versos y dando a sus lectores más y mejores muestras de su honestidad.
En Reynaldo Bordas hay un autor que explora temas ignorados por temor e inseguridad, pero tan necesarios para aquellos que viven en ese temor y esa inseguridad. Este autor nos enseña que llega el momento que ante la injusticia hay que ser directo y no andar con paños tibios, porque otros no tendrán tanta compasión.