La vida en tiempos navideños en El Salvador.

Los últimos días del año son tan esperados por las familias salvadoreños, constituye un tiempo de convivencia donde desembocan toda una serie de patrones tradicionales que nos permite ver a los salvadoreños con el llamado «espíritu navideño». Emocionantes compras, cenas deliciosas, quema de pólvora, brindis, reuniones con hermanos lejanos se conjugan este 24 de diciembre.
Los espacios, en confabulación con el clima nostálgico, se ven iluminados por el brillo de las luces de la época que nos indican que no son días normales, sino que aunque cargados de consumismo, es un tiempo de reencuentro y de pequeños detalles que combinan con las luces.
Es todo un escenario teatral, junto a los brillos le acompañan los nacimientos, árboles de navidad, pascuas y la pólvora. Además, los actores y las actrices portan sus mejores galas, pues se visten con sus atuendos de «estreno». Parece que ya se sienten los jalones y se escuchan los «que va llevar amor» de las comerciantes de los negocios de ropa de San Salvador.
Con añoranza recordamos los tiempos de infancia jugando con los amigos y «reventando los cuetes». Nos ilusionaba la ropa y zapatos nuevos. Con melancolía revivimos estas mismas fechas en casa de los abuelos, que en muchos casos ya nos han dejado y hoy les extrañamos. ¡Quisiéramos ser infantes nuevamente en navidad!
Como no querer ser niños en esta época, si hay juguetes por todas partes. Los más favorecidos disfrutan de los «juguetes de marca» y otros como Nacho del cuento «Noche Buena» escrito por Salarrué, en su libro «Cuentos de Barro», esperan uno sencillo y regalado. Hay pelotas, carritos y muñecas para los más pequeños, pero no importa el precio y calidad del presente; es un juguete navideño y con eso es suficiente para ser feliz.
Los adultos, pese a las aflicciones previas a enero, un mes de gastos y reinicio de la vida monótona, también disfrutan de las circunstancias presentes y departen con sus allegados. Pues entre el estrés, deudas, compromisos laborales y otros afanes, estos son tiempos para aprovecharse y vivirse con el mayor de los ánimos.
Pese a las pasiones que conllevan estos momentos previos al cierre del año, es claro que la vida nos da un espacio para ser sinceros y ser lo más auténticamente posible con las personas que nos rodean y demuestran su cariño. Es también una oportunidad para evaluar nuestro actuar por lo que nos impulsa a remendar las fisuras hechas durante el año y por ende nace un impulso por hacer el bien.
Históricamente la navidad ha sido un tiempo de celebración con comida, ¡mucha, pero, mucha comida! y lo maravilloso de esta expresión culinaria es el anhelo de compartir los alimentos con los demás. Hay suficientes de los tradicionales panes con pollo y tamales para los vecinos, amigos, familiares y visitantes. Y no olvidemos que también hay recalentado.
Bajo todo este panorama es necesario que esta navidad sea además un tiempo de reflexión, que el simbolismo que implica la fecha haga mella en los salvadoreños. Pensemos qué podemos hacer para mejorar El Salvador desde nuestros espacios y el alcance posible. Revista Culturel, amante nata de la idiosincrasia salvadoreña, y el equipo que la conforma desea a todos los amigos y lectores una feliz navidad y un próspero 2023.