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Leer Quiromancia de Álvaro Darío Lara

Leer Quiromancia de Álvaro Darío Lara

Quiromancia es una obra poética que recoge los escritos de los años 1986 a 1995 del autor Álvaro Darío Lara. En este libro, publicado por Falena Editores, Lara nos presenta su recorrido poético que abarca desde la profundidad del ser humano hasta la realidad circundante de la vida cotidiana y de El Salvador.

El texto se divide en seis secciones generales en las que a través de los años se recorren las vivencias y emociones de Álvaro Lara en versos y estrofas de una nostalgia tan natural que se siente vívidamente durante la lectura, por ejemplo, cuando dice: “Necesitaré tres siglos para reponerme/ de mi último ajenjo. / En la mañana un sol cayó/ notablemente sobre mi rostro / y tu imagen de gaviota / aun revoloteaba en mis oídos. (Mañana)

La nostalgia también implica alegrías, por lo que el autor recurre a exaltar aquellos tiempos de compañía y felicidad, por eso dice: “Yo no sabía que decir. / pero que feliz era mi amor a lo indecible/ que feliz…” (1987)

Los versos anteriores son sólo dos ejemplos de como Darío Lara traza su pluma entre la alegría y la tristeza, pero manteniendo ese estilo nostálgico que dota su obra de una belleza y elegancia tal cual nos adentráramos a una tienda de antigüedades llena de tesoros e historia. En su tienda encontramos “un reloj que registró una lágrima, teléfonos inexistentes, una bailarina de joyero musical, una radio donde suena una ridícula canción y ruidosos espejos”. Su lenguaje está dotado de esos símbolos que nos hacen leer en color sepia.

La primera sección escrita entre 1986 y 1987 está cargada de mucha añoranza que se deja entrever en la lírica y la selección del lenguaje de Lara. Sirvan los siguientes textos para mayor comprensión.

Añora a quien ya no está cuando dice: “Y es que tu recuerdo aún es clara madrugada entre mi espejo/ visión fragmentada de tonos muy verdes, / anteojo para protegerse del sol y la gente. / Eterna manía:/ ¿Qué hora es en el reloj de aquel pasado…? (Encuentro)

“Tenías muchos nacimientos en el cuerpo:/ uno se llamaba nostalgia por las ventanas de tierra perdida, / otro se llamaba: soledad del horizonte soñado.» (Cumplimiento de la profecía)

Luego, en el poema “Postal”, hace uso de un símbolo del pasado con la palabra “padre”, en este poema se describen las sensaciones de otros tiempos de la vida del autor, tan añorados. Lara expresa su recuerdo de la siguiente manera: “Mi padre inventó una casa en las veraneras del aire. / reunió todas sus reliquias/ y silbó una partitura de recogimiento.»

Sin lugar a duda, Lara nos confirma que los efectos del pasado se sienten en el presente cuando escribió: “me he quedado buscando su estela/ con la misma ansiedad del que busca desterrar/ un espectro/ que todavía posee.» (Cuadro)

Después, en la cuarta parte, escrita entre 1990 y 1991, nos encontramos con una poesía que mantiene el estilo característico del poeta Lara, pero que enfoca su mirada a la carga social, indudablemente influido por el contexto social de la época. De manera rotunda, dice: «San Salvador despertará/ -con justicia y locura-/ en el invierno de sus bares.» (Memoria)

En su poesía se cuela la lucha histórica salvadoreña en los versos que dicen: “Tuyos son los caciques precolombinos. / Tuya es la primera noche de la matanza. / Tuya la cabeza de Aquino. / El rostro de Ama. / Farabundo/ y sus legiones.”  (Poema)

La denuncia social está latente cuando expresa: “Hija/ acaba de retornar el fluido eléctrico, / en este El Salvador / de incontables ríos de muertos, / de desaparecidos sueños, / de martirios sacerdotales. (Canto segundo o de la recién nacida)

Bajo esa línea, encontramos un poema que lleva la misma carga poética y social de Roque Dalton en su poema “El Salvador será”, donde Dalton declara: «El Salvador será un lindo/ y (sin exagerar) serio país/ cuando la clase obrera y el campesinado/ lo fertilicen lo peinen lo talqueen/ le curen la goma histórica/ lo adecenten lo reconstituyan / y lo echen a andar.” Por su parte, Lara lo expresa así: “Entonces, los que sobrevivan, / veteranos de todos los fragores, / cuando les preguntes su dirección y nombre/ lo dirán exacto/ sin ninguna leyenda/ y tú, país, / seguirás animándonos/ entre las hiladas a colocar/ como ayer/ como siempre.”

Alejándonos de lo social, Darío Lara nos lleva a un espacio más íntimo y familiar en la quinta parte escrita en 1992, donde palabras como “mamá, papá, hija, hijo” son recurrentes y con fuerte carga emocional. Veamos algunos ejemplos:

“Pero todo ha pasado ya/ y he regresado a la Casa-Madre, / y las preguntas se volvieron a instalar/ como esperando al tiempo/ al nuevo tiempo” (Mujer de ayer)

“Llegué cuando usted vivía sus 36 años/ de cara al sol/ del divino monstruo/ que llamé papá” (Hortensia)

“Ahora que una niña/ me ha coronado con la paternidad/ oigo de nuevo la voz” (Hortensia)

Ahora bien, sin duda en mi “Padre estaría” leemos una honesta y tan sincera despedida a un padre. Las palabras tejen una descripción del padre sentado en su oficina. Lara convierte esa sensación tan personal y privada en una cortesía lírica que dice: “por ultimo las flores de resedo que le enviara mi madre y que le habrían aromatizado esas horas todos sus miles y miles de libros cuadros adornos fotografías y recuerdos le habrían dicho adiós gilberto vuelve pronto y él habría sonado el portón sabiendo que nunca volvería pues el cáncer estaría aguardándolo infalible en nuestra casa del centro.”

Por otra parte, es importante resaltar que de la gran mayoría de textos que componen Quiromancia existe esa complicidad entre el poeta y el lector ideal, entonces, ¿Qué ojos leyeron y comprendieron ese espacio solitario en la vida del autor? Es claro que hay destinatarios específicos, pero su poesía permite que nos identifiquemos con los grandes temas de las pasiones humanas en sus versos.

Lara se dirige directamente y dice: “Suena en la radio esa ridícula canción.” Alguien sabe cuál es “esa” canción, y esa complicidad se ve más notoria en “Minotauro” escrito en el año 1990 que bien podría necesitar de un análisis individual y nos recuerda los cantos épicos.

El manejo del lenguaje le permite mezclar expresiones como “Llegó/ La mirada cuajó en las trenzas. / Testigos fueron los porrones y los santos. / se extiende el único rocío” con “Los perros copulan frente a la luna” (Estampa). De esa manera converge lo fino y lo vulgar tan perfectamente. Luego, en su poema «Marilyn Monroe» es capaz de unir a Monroe, la mitología griega, la cultura popular y a Nezahualcótl. Eso es un manejo del lenguaje atinado y adecuado.  

Leer Quiromancia de Álvaro Darío Lara es entrar a esa tienda de antigüedades y apreciar de la delicadeza de sus reliquias cargadas de nostalgia y añoranza. Encontramos de todo un poco, fruto de los años de escritura y maduración del quehacer literario. No saldremos de su tienda sin llevar un recuerdo. En Lara confabula el amante, lo familiar y me atrevería a decir un fuerte estilo paternal.

Sus poemas invitan al suspiro junto a una reflexión por la vida y sus relojes, cartas, espejos, radios, retratos, cigarros, libros, autores clásicos, calcetines y canciones. Nos exige analizar su simbología impregnada en “las cosas” que por más simples que sean guardan belleza, y sobre todo nos inspira a buscar las violetas tan recurrentes en sus versos.

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Javier Iraheta