Entre pinceles y colores se encuentra el pintor Oscar Sanabria “Shanay”


En la zona paracentral de El Salvador, específicamente en Suchitoto, pueblo de pájaros y flores, existe un joven que con su talento y habilidades en la pintura se ha ganado la admiración y el respeto de personas nacionales y extranjeras por la creatividad con la que retrata en sus cuadros momentos pasados y cotidianos de su municipio.
La ciudad del eterno encanto vio nacer un 10 de septiembre de 1988 a Oscar Edwin Sanabria Castaneda, un artista que a los 13 años descubrió y desarrolló su talento del arte de la pintura. A su corta edad combinó el futbol con los lienzos y los colores que más adelante lo convertirían en una persona apasionada por los pinceles y retratos oscuros.

Sanabria es un joven de 32 años y provine de una familia de artistas que con el paso de los años han sabido valorar el mundo de la creatividad y los colores. Su padre, Víctor Sanabria es también pintor y es conocido por su seudónimo como “Shanay” por ello, a Oscar se le acredita “el hijo de Shanay”, aunque en sus lienzos firma como “Oscar S”.
Al igual que su padre, se inclina por la pintura del realismo de épocas y vida de Suchitoto. En varios de sus cuadros se puede apreciar las calles empedradas, las históricas casas y los portales del municipio; así como también paisajes y épocas donde los niños jugaban a los juegos tradicionales como chibolas, fútbol, trompos, entre otros.

Sin embargo, Sanabria también crea pinturas personalizada ya sea de paisajes, retratos, lugares reconocidos en El Salvador y otras partes del mundo. Asegura que comenzó vendiendo sus pequeñas pinturas a personas locales que admiraban su talento y que las compraban para adornar sus casas u hoteles reconocidos en Suchitoto.
Y es que a pesar de no haberse especializados en artes o haber sacado una carrera, ha logrado perfeccionar su talento y salir adelante, teniendo contratos con personajes famosos en el país, uno de ellos es Toby Jr, el pastor del Tabernáculo bíblico Bautista de El Salvador, quien en varias ocasiones lo ha contratado para pintar retratos de su persona y otros alegóricos. De igual manera, también sus pinturas, ha llegado hasta las manos del embajador de Estados Unidos, radicado en el país, Ronald D. Johnson.

Asimismo, sus creaciones han viajado hasta Francia, Alemania, Estados Unidos, México y países Centroamericanos como Honduras, Guatemala y Costa Rica. Su trabajo se concreta a través de la utilización del acrílico, acuarelas y lápiz con los que despierta la inquietud de aquellos que se detienen sobre su balcón para apreciar las maravillas que Oscar hace cada día.
Este talentoso pintor de 1.70 de estatura pasa los siete días de la semana frente a una pared en la que dibuja y pinta sus lienzos, la mayoría encargados. A dicho oficio le dedica alrededor de 10 horas cada día, aunque sostiene que a veces no tiene horarios para hacerlo, pues puede ser de día, tarde, noche o madrugada. Además, detalla que uno de los tips para concentrarse y desconectarse del ambiente que lo rodea es escuchar música, cuyas melodías lo inspiran aún más.

En el contexto de pandemia, asegura que, aunque la cuarentena se tornó difícil para todos, él aprovechó el encierro para avanzar en sus encargos y también dedicarles tiempo a algunas pinturas que había querido retratar desde hace algunos meses, como los desnudos, apasionado por dibujar el cuerpo humano y los paisajes con poca luz. También, expresa que durante esta cuarentena fue cuando más encargos tuvo, por lo que la situación económica supo sobrellevarla.
Es el menor de tres hermanos y el único de ellos que siguió los pasos de su padre, aunque en un principio no le llamaba la atención, fue la admiración que le tuvo a su padre al ver el tiempo que les dedicaba a sus pinturas, lo que le motivo para seguir el rumbo de las artes.

Por otro lado, se fue a los 18 años para Estados Unidos y a los 19 volvió al país para casarse. Actualmente tiene dos hijos, los cuales van siguiendo su camino. Además, en su galería ubicada atrás de la iglesia Santa Lucía, en una casa de estilo colonia de color blanco imparte clases a niños y adolescentes que quieren aprender este arte.

Señala que en el país es poco el interés y apoyo que le dedican a los artistas salvadoreños, por lo que cada uno tiene que ir tocando puertas para ser reconocido a nivel nacional e internacional. Esta puede ser algunas de las razones por las que muchas veces la juventud no explota su creatividad y habilidades o simplemente se encuentran en el anonimato esperando ser descubierto por un cazatalentos. Así que al visitar Suchitoto no te olvides de echarle un vistazo a la galería de Oscar Sanabria “Shanay”.